Julio Aparicio, del pánico a la esperanza
El diestro está fuera de peligro después de la terrible cornada que sufrió el viernes en Las Ventas
Escalofriante cornada en Las Ventas.
EFE MADRID
Julio Aparicio ya está fuera de peligro, después de la terrible cornada que sufrió ayer toreando en Las Ventas, superados definitivamente los primeros momentos de pánico y desconcierto, ahora con la alegría y la esperanza de que todo podrá seguir siendo igual para él en la vida, como hombre y como torero.
El dolor sigue ahí, pero ya ha desaparecido la sombra de la tragedia. Ése era el clima que se respiraba en el ambiente de su entorno este mediodía, una vez que se supo que "la operación (la segunda, de madrugada y por espacio de casi seis horas) ha ido bien", según los médicos.
Julio Aparicio está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital madrileño "12 de Octubre", consciente y manteniendo sus constantes vitales. Esa noticia al amanecer condensaba el optimismo y la ilusión frente a la zozobra de la madrugada.
Y desde luego ha empezado ya la cuenta atrás de su mejoría. Lo contaba también a EFE su mozo de espadas, Francisco José García "Niño de Las Ventas". "Hemos entrado a la UCI a verle su hermana Pilar y yo. No habla pero en su expresión nos ha transmitido tranquilidad. Está consciente y sereno. Los toreros, los grandes toreros son así", explicó.
Montando guardia
Entre los familiares, miembros de la cuadrilla, compañeros, amigos y partidarios, que siguen montando guardia en los aledaños del centro médico, uno de los comentarios más optimistas aludía a la frase de los doctores, de que "no habrá secuelas importantes, ni tienen por qué presentarse situaciones críticas".
Pero sigue la cautela, por ejemplo, cuando se habla de la rehabilitación, "que necesariamente habrá de ser larga", también según los médicos.
Aunque lo importante es poder volver siempre al comentario central: "Su vida no corre peligro". Porque se temió lo peor. Y es más, ahora hay que tener en cuenta también eso que nadie quiso plantearse en un principio, si el pitón va unos centímetros más allá.
Así es como poco a poco se va descartando lo peor. Pasan las horas, y todo sigue girando en torno a las circunstancias, sobre todo a las posteriores, "porque una vez que ha ocurrido lo que ha ocurrido, ya no tiene arreglo. Sólo hay que pedir a Dios que siga haciendo el milagro", comentó a EFE un resignado Julio Aparicio, padre.
Y pese "al agradecimiento por las muestras de cariño que nos llegan de todo el mundo, por el impacto de la noticia, de gente incluso que no conocemos pero que se siente muy íntimamente cercana al torero", señala Aparicio, hay un pasaje que la familia quiere borrar desde el respeto a su intimidad: "Que no repitan más por televisión las imágenes de la cogida, por favor".
Un día antes de lo que ha podido ser una auténtica tragedia el mismo Julio Aparicio era noticia por una triunfal faena premiada con dos orejas en el Coliseo de Nimes, por cuya Puerta de los Cónsules salió a hombros, uno de los más altos honores que hay en el toreo. "Pues eso es lo que deben informar también las televisiones y los periódicos", reclamaba el padre, el veterano maestro Julio Aparicio.
Y más comentarios y anécdotas que resumen el toreo desde las menudencias aparentemente más intrascendentes hasta su máxima grandeza.
"El Niño de Las Ventas" aprovecha la presencia de los periodistas para reclamar más seguridad en el callejón de la plaza. "Es una vergüenza, lo digo yo, que no podíamos correr por el callejón cuando llevábamos al maestro a la enfermería, para no tropezarnos con las chapas que había en el suelo, que utilizan como tejadillo los días de lluvia para que no se moje tanta gente que ocupa los burladeros, que allí no pintan nada, y mira si estorban".
El Cid
Tiempo también para el elogio, al gesto del compañero "El Cid", que tuvo que matar el toro que le hubiera correspondido en segundo lugar a Aparicio, su "amigo del alma".
No atraviesa "El Cid" precisamente el mejor momento en su carrera, y paradójicamente este toro de Aparicio le sirvió para un triunfo grande que le pone otra vez en el camino de las ferias y las plazas importantes. "Ha sido el triunfo de Julio, que se va a recuperar pronto y bien, porque es un pedazo de persona y de torero", proclamaba "El Cid".
Y uno de los hombres de la cuadrilla del diestro caído, Rafael González, que sabiendo lo que estaba pasando con su "jefe" en la enfermería arriesgó con "los palos" en ese último toro para dedicarle su particular homenaje cuajando un soberbio tercio de banderillas. "Los toreros nos crecemos en el revés".
No comments:
Post a Comment